El rugido de la hinchada se ha convertido, para más de un centenar de vecinos aledaños al Estadio Monumental, en un eco constante de intranquilidad e insalubridad. Su paciencia, agotada por años de descontrol en los días de partido, se tradujo en un recurso de protección directo a Blanco y Negro, la concesionaria que rige los destinos de Colo Colo.
La acusación vecinal dibuja un panorama sombrío: riñas que perturban la paz, el estallido pirotécnico, un reguero de desechos que ensucia sus calles e incluso la repugnante presencia de excremento humano. A esta postal desoladora se suma la ausencia clamorosa de medidas sanitarias y de seguridad que protejan a la comunidad. La acción legal, impulsada por la organización Macul en Movimiento, busca poner fin a esta pesadilla barrial.
El clamor por soluciones se intensificó trágicamente tras la reciente muerte de dos jóvenes en incidentes violentos el 10 de abril, un punto de inflexión que exige respuestas urgentes.