El majestuoso Monte Fuji, símbolo de Japón, se convirtió en escenario de una insólita doble emergencia en menos de siete días, protagonizada por un persistente estudiante universitario chino. Su afán por desafiar la montaña, aparentemente indomable incluso tras una primera experiencia adversa, puso a prueba la paciencia de los equipos de rescate.
En su primer intento, el joven sucumbió a los rigores de la altitud, viéndose obligado a un dramático descenso en helicóptero. Lejos de aprender la lección, su teléfono móvil y otras pertenencias se erigieron como un señuelo irresistible, impulsándolo a ignorar las explícitas advertencias de las autoridades sobre los riesgos inherentes a la escalada fuera de temporada.
Afortunadamente, tras su doble odisea en las alturas del Monte Fuji, las autoridades niponas han confirmado que la vida del joven de 27 años no corre peligro. En ambos rescates, el estudiante fue localizado a una altitud superior a los 3.000 metros.