Un video viral, un bate de béisbol, y una frase que resuena como un eco del descontento «Es que ando con mucha rabia». Michelle Bachelet, desde el atril de la Universidad de Las Américas, utilizó este crudo episodio para pintar un retrato sombrío del clima social que envuelve a Chile. La exmandataria, aunque alejada de la primera línea política, no ha perdido su voz, y la utiliza para alertar sobre la creciente frustración e ira que percibe en el pulso ciudadano.
La fragmentación y polarización del país, temas recurrentes en su análisis, fueron nuevamente abordados con preocupación. «La sociedad chilena tiene mucha rabia con el mundo de la política, con la inseguridad y con los temas que les toca vivir a diario», sentenció Bachelet. Estos, según la exdirectora de ONU Mujeres, deben asumir la responsabilidad de tejer esperanza con propuestas que no solo sean ambiciosas, sino también aterrizadas y viables.
Bachelet trazó un paralelismo entre el presente y la transición a la democracia en los años 90, una época marcada por el diálogo y la búsqueda de consensos. «Hoy nos falta mucho más diálogo y respeto entre nosotros», afirmó.
El llamado final de Bachelet se dirigió a la clase política, instándola a dejar atrás el «espíritu obstruccionista» que, a su juicio, está frenando el avance del país. En un contexto marcado por la incertidumbre y la polarización, la exmandataria insistió en la necesidad de implementar medidas concretas, cultivar la empatía y reconstruir el tejido social, elementos esenciales para que los chilenos recuperen la confianza en un futuro que, por ahora, se vislumbra incierto.