El preludio del derbi catalán entre el Espanyol y el FC Barcelona, un duelo con la corona de LaLiga en juego para los blaugranas dirigidos por Hansi Flick, se vio bruscamente interrumpido por un suceso ajeno al terreno de juego. Un atropello múltiple en las inmediaciones del RCDE Stadium dejó un saldo de cuatro personas con heridas de carácter menos grave y nueve con lesiones leves. La respuesta de emergencia no se hizo esperar, con el Sistema de Emergencias Médicas de la Generalitat de Cataluña movilizando una decena de unidades terrestres para brindar atención inmediata a los afectados, confirmando la ausencia de heridos críticos.
A pesar del convulso inicio en los alrededores del estadio, el encuentro deportivo comenzó puntualmente, aunque su desarrollo se vio brevemente pausado a los diez minutos de juego. La megafonía del recinto informó a los asistentes sobre el incidente, generando una palpable inquietud entre el público presente, consciente de la gravedad de lo ocurrido en las inmediaciones.
Tras la reanudación del derbi, un sector de la afición del Espanyol, perteneciente a la reconocida Grada Canito, protagonizó un acto de protesta abandonando las gradas. Esta acción fue interpretada como una manifestación de rechazo ante la decisión de proseguir con el partido, a pesar del atropello ocurrido en las inmediaciones del estadio, evidenciando una sensibilidad ante los sucesos extradeportivos.
El incidente y sus posteriores repercusiones marcaron una jornada donde lo deportivo quedó parcialmente eclipsado por la tensión y el debate en torno a la gestión de la emergencia y las prioridades en un evento de tal magnitud.