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La «geisha chilena» vuelve a danzar en el escenario mediático, esta vez con un inesperado giro de guion. Anita Alvarado, en un evento de Arsmate, lanza un mensaje que oscila entre la bendición y la ironía, dirigido a la diputada Maite Orsini, tejiendo un hilo de palabras sobre el romance que, según rumores, la une a Jorge Valdivia.
«Espero que Maite Orsini se embarace luego y sea muy feliz», proclama Alvarado, con un tono que, aunque menos beligerante, no pierde su característico filo. «Por el amor que ya sabemos que tienen él hacia ella y ella hacia él… Y si algún día terminan, no importa, pero uno saca un pedacito de ese amor», sentencia, dejando flotar en el aire un doble sentido que no escapa a los oídos atentos.
El telón de fondo de este mensaje es un reencuentro con su eterna antagonista, Daniela Aránguiz. Aunque esta vez elude los dardos directos, el histórico enfrentamiento, nacido de la relación extramarital entre Valdivia y Angie Alvarado, su hija, sigue presente en el imaginario colectivo. La sombra de aquel escándalo, que se extiende por más de quince años, sigue proyectándose sobre cada aparición pública de Alvarado.
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