En una noche aciaga para el paladar futbolístico albo, Colo Colo sufrió un descalabro de proporciones continentales al caer estrepitosamente 4-0 ante Racing Club en territorio argentino. La derrota no solo significó la despedida prematura de la Copa Libertadores, sino que también clausuró cualquier resquicio de esperanza de recalar en la Copa Sudamericana.
Con una jornada aún por disputar, el «Cacique» se hunde en el sótano de su grupo, coronando una semana para el olvido tras su eliminación en la Copa Chile. Ahora, la brújula apunta ineludiblemente hacia el Campeonato Nacional, donde la cima también se divisa lejana.
El marcador adverso, sin embargo, quedó eclipsado por un nuevo episodio de la teleserie protagonizada por Arturo Vidal. El «Rey», en un arrebato que tiñó de polémica la noche argentina, vio la tarjeta roja por doble amonestación, la segunda de ellas tras un gesto interpretado como una provocación directa a la hinchada de Racing. El mediocampista alzó sus dedos, simulando las dos Copas América que Chile arrebató a Argentina, una acción que no pasó inadvertida para el árbitro ni para la aguda mirada de los comentaristas deportivos. Pese al intento de Vidal por justificar su gesto como una señal táctica, las imágenes sembraron dudas sobre su verdadera intención.
La reacción a la expulsión de Vidal fue tan inmediata como lapidaria, incluso desde las filas de sus ex compañeros de selección. Gonzalo Jara, en su rol de comentarista en Radio ADN, no dudó en calificar la actitud del «King» como «impresentable» para un jugador de su trayectoria y ascendencia como referente. “Terminar de esta manera en su último partido… Con su trayectoria, esto no debería ocurrir”, sentenció con evidente decepción.
Jara fue más allá, emplazando a Vidal a dejar atrás la recurrente evocación de los títulos continentales de la Roja. “Arturo, ya pasó”, zanjó el ex defensor, apelando a una mayor madurez en momentos de alta tensión competitiva. La doble afrenta de la eliminación copera y la controversia Vidal dejaron un sabor amargo en la fanaticada alba, marcando un punto álgido en un presente deportivo complejo para el club y su máxima figura.