El encuentro entre chilenas y paraguayas por el Sudamericano Sub-17 Femenino escribió un guion digno de la pantalla grande en el Estadio CARFEM de Ypané. Cuando el reloj agonizaba y el suspenso era palpable, una jugada de alarido culminó con el balón estrellándose contra el travesaño en dos ocasiones consecutivas, antes de que Anastasia Sánchez, en un intento desesperado por despejar, enviara la pelota a su propia red. Un autogol dramático que decretó el empate 2-2 entre ambas selecciones.
Chile había logrado inclinar la balanza a su favor gracias a la certera definición de Ámbar Figueroa, quien capitalizó con frialdad un pase milimétrico de Antonella Martínez. Sin embargo, el espíritu guaraní jamás se doblegó. En los minutos finales, la insistencia paraguaya encontró una cuota de fortuna innegable: dos remates sacudiendo la horizontal y, finalmente, el infortunado autogol que igualó la contienda.
El punto cosechado deja sensaciones encontradas en ambos bandos. Para la «Rojita», que acarició la victoria con los dedos, el desenlace agónico se traduce en una oportunidad dilapidada para allanar su camino hacia el cuadrangular final.